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Buy Me A Coffee

Por orden del jefe

By THFTD

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Todo comenzó con un sábado, un día rutinario en la vida de Alain, se levantó a las 9:00a.m. Como era ya la costumbre para dirigirse al espejo de su baño, con la intención de prepararse para la jornada del día.
Observó por unos segundos su reflejo y sacudió su larga cabellera oscura, llevaba un estilo bastante confuso de describir; era un estilo a “lo surfista” pero con mucho más volumen en la parte superior, llevaba el cabello liso con ligeras ondas en las puntas dándole un estilo más agradable a la vista, que de por sí ya es poco práctico y muy desgreñado.

Alain es un joven de 18 años, de piel muy blanca, lo que hace resaltar aún más su peculiar cabellera de aquel negro intenso. Hablando un poco de la largura del cabello que llevaba este chico, quizá nada fuera de lo común, en ocasiones parecía una mezcla de corte tazón y el surfista anteriormente mencionado… los mechones de su flequillo cubrían por completo sus ojos, el chico tenía que acomodar el cabello para dejar pequeñas aberturas, pero la parte más destacable son sus patillas… unas desgreñadas, gruesas y largas patillas que superan por poco la altura del pómulo y son el atractivo principal por la palidez de su piel y la fineza de su rostro.

Este estilo de cabello ya le había conseguido algunos problemas, perdió un año de escuela a causa que optó por salir de una escuela católica, simplemente su cabello no iba con las normas estipuladas del casquete corto o el crew cut que se pedían en esa escuela; Que luego de incontables rabietas a sus padres por fin le dejaron cambiarse a una escuela pública con reglas más liberales. Pero solo sí el pagaba los gastos de dicha escuela, consiguiendo un empleo de medio tiempo.
Alain por fin salió de casa, tomando sus cosas se dirigió rumbo a su empleo, cabe destacar que justo la hora para entrar a su empleo fue la hora a la que salió de casa.

Su empleo estaba en una tienda de autoservicio a un par de calles de su casa, su uniforme únicamente consistía en una gorro de visera y un chaleco con los colores del logo.
Cuando llegó a la dicha tienda, Alsin se percató de una escena bastante peculiar. Era su jefe, tenía los compañeros de turno de Alain (una mujer de mediana edad y otro joven de aproximadamente la edad de Alain) reunidos delante de la entrada, les estaba dando un regaño, el jefe parecía muy molesto y se debía a que ya eran las 10:15a.m. y uno de los proveedores llamó quejandose y diciendo que no era la primera vez que sucedía.

La mujer entonces dijo.
— No entiendo por que nos regaña a nosotros, las llaves del lugar las tiene Alain, es el responsable de abrir —. Dijo la mujer con un tono bastante retador.

Frase que justo scuchó Alain, quien iba llegando al lugar. Su jefe lo miró y le dijo;
— ¡¿Donde estabas?! La tienda tiene que abrirse 9:40 para hacer inventario, cómo mínimo! —. Exclamó el hombre bastante molesto.
Alain siempre ha llevado una relación muy ligera con su jefe, es un amigo de toda la vida para la familia y el chico creyó que ese tono molesto del jefe era un tono de broma.
— ¿No lo ve? Esta bella cara no se levanta preparada —. Dijo Alain en tono burlón mientras se señalaba de pies a cabeza.
Alain pensó que dicho comentario romperíala tensión, pues como se menciona el jefe es amigo de su padre y siempre han tenido cierta cercanía, pero este no era el caso, se perdió de un proveedor mensual y retrasaría muchísimo la tienda.
Su jefe lo observó y dijo;
— Entiendo, sabes… tomate el día —. Dijo en tono calmado.
Alain confundido ante el tono de voz pasivo/agresivo, no esperaba esa reacción y antes de decir algo;
— Claro, pero si quieres conservar tu trabajo tendrás que venir con el cabello recortado y NO hablo de un despunte, como mínimo rapes esos costados, quiero que te deshagas de esa ridícula melena, quizá sin ese espantoso y poco práctico cabello te presentes a tiempo en el trabajo —. Dijo mientras chocaban sus dientes por la ira.
Alain al escuchar las palabras tragó saliva, no podía rehusarse, sí perdía el empleo, su padre lo castigaria de por vida, ese empleo fue un favor como amigo del dueño.
—o…okay —. Dijo Alain mientras asentía y se retiraba lo antes posible.
Se fue a un parque cercano, no podía volver hasta las 4:00 p.m. a casa, esa es la hora de salida y probablemente tendría problemas si su madre o padre sospechaban algo, quizá y lo hacían regresar al colegio católico mientras le cortaban el cabello estilo militar, o peor aún y de paso lo mandaban a un campamento militar donde lo “alinearian”.
Estuvo varias horas pensando, ¿Verdaderamente tendria que cortar su cabello? Alain analizaba sus opciones… que corte de cabello podría hacerse y no perder tanto de su amado cabello.

Tuvo que descartar la idea de ir al salón unisex donde solía cortarse el cabello, sabía que ahí no se especializaban en cortes a maquina, tampoco el decirle a su padre era una opción, seguramente lo haría raparse con un solo número, esa era la solución desde un principio para no cambiarlo de colegio.
Alain estuvo pensando que hacer, solo la idea de tener que cortarse el cabello y “deshacerse de su melena” como le había ordenado su jefe le retorcía el estómago.
Una opción viable era buscar una barberia al otro lado de la ciudad, solo había un problema, jamás había estado en una y no sabía que corte realizarse.

Tomó su teléfono celular y usando el Internet del parque buscó “Cortes de cabello modernos hombre” y “Cortes de cabello NO tan cortos hombre”
— Mierda no…—. Dijo el chico mientras observaba las imágenes.

Todos los cortes de cabello eran fades a 0 o 00, los flequillos bien peinados no llendo más allá de la ceja de los modelos, tenían peinados super brillantes causa de las ceras y geles para cabello.
Algo no mencionado antes sobre Alain, odia usar ese tipo de productos y esa fue una de las razones por las que en el colegio de monjas pidieron que cortara su cabello, siempre que su madre lo peinaba con una línea al costado y peinaba hasta que no había ni un solo cabello fuera de lugar, Alain se despeinaba durante el al colegio.

El chico detesta que su frente esté al descubierto, le causa un par de inseguridades y odia la manera en la que se ve peinado.
Además loscortes de cabello mostrados llevaban en su mayoría la línea que marca el cerquillo de la frente, son las tendencias y el estilo popular en los hombres de hoy.
De todo lo que observó nada le gustó realmente, pero sabía que era mejor tener uno de esos cortes antes que ser afeitado por su padre o por un militar.
Una vez se hizo a la idea, contactó a una de las barberias que el chico miró por Internet.
*Cling cling* se escuchaba mientras la llamada era conectada.
— Mierda, ¿Realmente lo haré? —. Decía para el mismo.
Cuando por fin alguien atiende la llamada y responde la voz de un hombre joven.
— Barbería Capital, ¿Qué desea? —. Dijo el hombre desde el otro lado del teléfono.
— Ahmmm… Si, quisiera agendar una cita para hoy —. Dijo el chico titubeante.
— Claro hermano, tengo libre a las 5:00p.m. ¿Quieres que agende la hora?

—Aaah… ahii… ahí estaré —. Respondió Alain mientras colgaba el teléfono.

Había quedado estupefacto, estaba siendo el mismo quien sentenciaba sus lindos mechones.
Por fin llegaron las 3:50p.m. Y tomó rumbo a casa, iba con la excusa de que el jefe les ordenó salir un poco antes.
Cuando llegó evitó el hablar con su madre que estaba en la cocina, y subió las escaleras hasta llegar a su habitación.
Buscó algo de ropa para cambiarse el uniforme, tenía que llegar al otro lado de la ciudad en poco menos de una hora y tenía que apurarse, así que tomó una sudadera y un pantalón vaquero junto a calzado cómodo.
Antes de salir tomó una gorra negra y vieja que su padre no usaba desde hace meses.

Alain quería no ser visto de regreso a casa, que no lo vieran después del corte. De hecho fue la razón por la que iría a la barberia ubicada del otro lado de la ciudad.
Alain sabía que en su trabajo nadie notaria su cambio de look, tenía que usar gorra del uniforme todo el día y quizá el único que lo vería sería su jefe para comprobar el resultado de la peluqueada.
Durante su trayecto en el bus pensaba en como se vería con el cabello corto, que tipo de corte tendría, cuanto tardaría en crecer.
Alain bajó a unas calles de la barberia, tenía que correr para llegar a tiempo y con gorra y sudadera, su cabello se llenó de sudor, cosa que le daba una apariencia más larga.
Que a su vez significaba que el barbero cortaría más cabello al verlo más largo.

Por fin llegó al local y estando delante notó que este era muy pequeño, solo tenía dos sillas en el interior, pudo darse cuenta de eso por que había dos ventanas gigantes en la barberia que dejaban situada a la puerta en el centro.
Al entrar, una campanilla sonó en la puerta, y el hombre que estaba dentro, saltó de una de las sillas para recibir a Alain.
— Hola, seguramente eres el chico que llamó esta tarde, vamos toma asiento, en un momento estaré contigo —. Dijo el barbero mientras tachaba de una libreta la cita de Alain.
Alain contemplaba las grandes sillas metálicas con el cojín de color rojo y el pedal en la parte inferior, rápidamente notó que estas sillas eran mucho más grandes que las sillas negras de cuero que había en el salón al que iba.
Las sillas se encontraban delante de un espejo con un gran marco de madera, debajo del espejo habían dos cómodas del mismo color del marco con múltiples cajones, sobre una ellas habían muchas botellas y envases de productos para el cabello: Gel, ceras, crema de afeitar, agua y unos cuantos peines para el cabello.
En la otra habían tijeras, cuchillas de afeitar, y unos cuantos clippers sucios. Parecía que habían acabado de cortar el cabello de otra persona. Pero lo que más asustaba a Alain y observaba con temor eran las múltiples maquinillas que estaban en un perchero, las había de todos los tamaños.
La simple idea que pronto una de esas maquinas lo iban a despojar de sus largos mechones aterraba dejaba helado al chico.
— Vamos chico, tenemos solo una hora para hacer lo que me pidas —. Dijo el barbero sacando del trance a Alain.
Alain perdía las esperanzas para conservar su cabello. Alain se sentó en la silla, y el barbero lo recibió colocando retazos de papel higiénico en su cuello, para después cubrirlo con una capa negra que tenía colgada en una de las sillas, giró la silla al espejo y pisó el pedal 2 veces; *kwik… kwik…*.

Ahí estaba Alain, envuelto con una capa mirando sus largos mechones frente a un espejo… Se veía tan indefenso, sus ojos estaban a punto del llanto.

Nunca había estado en un lugar como ese, y por supuesto nunca antes se había cortado el cabello tan corto como lo haría breves.

— ¿Qué puedo hacer por ti hoy? —. Dijo el barbero mientras lo observaba.
Para Alain siempre ha sido un despunte con tijeras, no sabía como pedir el corte, ni qué hacer, ni como hablar.
— Vaya… tienes un cabello muy largo y bonito—. Dijo el barbero mientras jugaba con el cabello del chico.
— Gracias… —. Respondió Alain tímidamente.
— Supongo quieres solo un despunte —. Dijo el barbero mientras sostenía tijera y peine.
— Nnn… no, quiero un corte —. Dijo el chico con trabajo.

— OH! ¿Un corte?… ¿Qué tipo de corte? —. Dijo el barbero mientras se interesó.
— Algo así… —. Respondió Alain mientras le mostraba una foto en su teléfono.
La foto era la de un niño, con un tupé corto peinado hacía un lado pero al mismo tiempo hacía atrás, dejando que su frente luzca la línea del cerquillo marcada a navaja, el fade a la altura de la cien con la 00 y la línea que divide el cabello en la parte superior bien marcada igualmente a navaja.

— Muy bien, no te preocupes chico. En un momento nos deshacemos de esta melena tuya —. Dijo el barbero lleno de extasis.
— Quiero que no sea tan corto —. Murmuró el chico.

Nunca se había presentado una oportunidad así, un chico con el cabello tan largo, que seguramente nunca habia llevado el cabello corto, su cambio sería tan radical y seguramente será irreconocible al final.
El barbero dio unas palmadas en los hombros del chico y alborotando el cabello de Alain con una mano, comenzó con el proceso.
El barbero tomó una botella con agua y un cepillo. Comenzó a rociar agua sobre la parte superior del cabello y peinar todo su cabello hacía atrás, Con la intención de desenredar el cabello y analizar qué tanto cortar junto y hacía que dirección peinar el cabello.
Alain se limitó a observar callado, hacía un par de muecas cuando el cepillo chocaba con un nudo, quizá esa sería la última vez que tendría el cabello enredado.
El barbero tomó un par de ganchos para cabello y los colocó en la parte superior para separarla de los costados.
El barbero continuó tomando una de las máquinas y sin ninguna penineta, únicamente las cuchillas metálicas, al desnudo o mejor dicho la “0”.
Al encender con un *CLAK* un zumbido invadió la habitación, Alain se encogió de hombros. Sabía que ahora estaba por perder su amada melena y no había marcha atrás.
Alain comenzó a imaginar en que dirían todos sus conocidos al verlo con el cabello corto, nunca tuvo ni por asomo un look parecido.
Cundo el barbero iba acercando la maquina a la cabeza del chico, el zumbido se iba haciendo más fuerte.
Por fin colocó la máquina en su mejilla y comenzó a subirla poco a poco, toda su patilla fue reducida a nada mientras las hojas de la máquina pasaban por sus cabellos.
Donde antes había una mata de cabello grueso, ahora había una piel pálida y limpia.
Alain vio como caía el cabello por el espejo y su corazón se detuvo, ver todo lo que cortó la máquina hizo que derramara una lagrima.
Obviamente no quería estar en esa situación y no quería cortar su cabello, sin embargo ahí estaba y no tenía opción.
Hizo lo mismo con la otra patilla, ver esos trozos de cabello sobre su regazo lo atemorizaron, una ansiedad lo invadió y se cuestionaba el pararse del sitio y marcharse.
El barbero siguió, tomó la máquina y comenzó a marcar el contorno del fade con las hojas de la 0.
Alain se limitó a hacer gestos cuando las afiladas y calurosas cuchillas tocaban su cuero cabelludo con la punta plana de las cuchillas.
El barbero preparó toda el área que cortaría con la 00, así que elevó la marca de la máquina unos 2 dedos sobre la oreja del chico, y marcó el contorno alrededor de la cabeza de su cabeza. La línea destacaba en la oscura y voluminosa melena, una línea de cuero cabelludo en color palido mientras el resto de su inmensa cabellera oscura aún estaba.

Una vez marcó la linea por toda la cabeza del chico, el barbero se alejó un poco para tomar cepillo y limpiar el poco cabello cortado hasta el momento.
El barbero tomó nuevamente la máquina sin ninguna peineta y comenzó a limpiar todo el cabello por debajo de la marca, ahora la número 0 comenzaba a abrirse paso por esa larga cabellera.
Alain observaba aterrado todo el cabello que caía, y notó sus orejas más limpias que nunca.
El barbero limpiaba con un cepillo la zona recién afeitada por la máquina cada vez que pasaba las cuchillas por el cabello.
Procedió a tomar la peineta número 1 y lo subió un poco por encima de la línea del 0, Alain se calmó un poco al ver el trozo de plastico que ahora cubría las cuchillas de la máquina.
El barbero continuó con el proceso natural de un fade, utilizando en las zonas más largas la número 3 y variando la palanca de la máquina para dejar ese crecimiento constante entre los distintos números que usó.
Alain no entendía por qué cambiaba tanto el aditamento plástico, pero ciertamente el corte comenzaba a parecerse al de la imagen que le mostró.
Alain no sabía si era motivo para asustarse o para calmarse, estaba cortando mucho cabello.
El barbero finalmente terminó con la parte de los costados, para entonces ya no había melena, ahora había una cabeza casi pelada con una mata de cabello en la parte superior.
Más de la mitad de su cabello había sido reducida en aproximadamente 20 minutos.
Alain al verse al espejo no podía dejar de ver sus orejas y sus cejas, ahora destacaban aún más.
El chico no aguantó las ganas y mientras el barbero guardaba alguna de sus herramientas, sacó su mano y tocó su nuca, se sentía extraña para él, la zona más corta era áspera como una lija y la más larga apenas y se sentían ligeros cabellos.
El barbero regresó, pero ahora con tijeras y peine en mano, desató el cabello del chico comenzó a peinar, dividiendo el cabello con una línea al costado derecho peinó de derecha a izquierda.
Alain evitaba el contacto visual con el mismo y con el barbero, no quería verse, se sentía raro y quería llorar.
El barbero tomó el flequillo del chico, y con un movimiento cortó casi 10cm de cabello, ahora el flequillo que anteriormente llegaba tocaba el labio superior apenas y tocaba las cejas.
Alain siguió cortando la parte de arriba, y mientras más cerca estaba de la coronilla, más corto era el cabello, eso daría facilidad al peinarlo a cambio de unos centímetros de cabello más corto.
Alain creyó que había terminado, pero aún faltaban los detalles más importantes.
El barbero sacó una máquina pequeña, sus navajas sobresalían y con peine en mano unió el corte cortando los excedentes que no seguían la armonía del resto del corte.
Peinó nuevamente y con la máquina marcó una línea justo donde se divide el costado de la parte superior.
El barbero terminó de marcar la línea, apagó la máquina y fue a guardarla, desabrochó la capa del chico, quitó el rollo y giró la silla hacía sí mismo, para dejarla espalda al espejo.
Alain imploraba que terminara ya, no quería seguir sintiendo los duros y fríos roces de las cuchillas en su cuero cabelludo, sentía que la capa lo empezaba a asfixiar.
El barberofue a buscar una navaja de afeitar, algo de gel para afeitar y la hombrera de cuero que utilizaba para limpiar el excedente de la navaja.
La colocó sobre el hombro del chico e inclinó su cabeza hasta que su mentón tocara su pecho, Alain estaba confundido y atemorizado por ver lo que seguía.
El barbero tomó el gel y comenzó a aplicar por el cuello, nuca, orejas y todos los bordes del corte. Alain únicamente sentía el frío del gel y la mano del barbero.
Procedió a tomar la navaja y rasurar los contornos del corte para que estos se marcarán más y dar una apariencia más limpia.
Cada vez que el barbero frotaba la navaja sobre la cabeza de Alain, este último, cerraba los ojos e intentaba mostrarse indiferente ante la situación.
Alain estaba concentrado su vista en el suelo de la barbería y en no reaccionar a la navaja. Fue tomado por sorpresa cuando el barbero volteó nuevamente la silla hacía el espejo.
En ese momento Alain se miró al espejo por primera vez al espejo y junto a él, su nuevo corte. Se veía irreconocible, únicamente hizo un ceño con su rostro intentando asimilar las cosas.
Ya no parecía aquel chico de aspecto gótico, con aquella melena negra que cubría su fino y delgado rostro pálido, ahora parecía un chico más del montón, nadie imaginaría que en aquel chico había una melena como la que le habían cortado.
Alain esperaba que el barbero le quitara la hombrera para poder irse, habían pasado 45 minutos desde que comenzó la masacre.
Fue entonces donde el barbero tomó nuevamente la cabeza de Alain y ahora la inclinó hacia atrás hasta que mirara el techo, El barbero se colocó delante del chico, mojó el cabello y lo peinó para atrás.
Volvió a llenar los dedos con más gel para afeitar y lo puso ahora por todo el cerquillo de su frente y patillas.
Alain intuía lo que pasaría, así que volvió a cerrar los ojos con fuerza. El barbero con su navaja marcó una linea recta en su frente, limpiando toda el area y dejando cuadrada la forma del cerquillo.
El barbero volvió a ponerse detrás del chico, limpió por última vez el cabello cortado y con un peine volvió a peinar todo nuevamente, finalmente tomó algo del gel para afeitar y ahora lo aplicó en la línea que dividía el cabello del costado y había sido marcada solo con la máquina.
Y repitiendo proceso, el barbero con su navaja marcó aún más la linea eliminando todo rastro de cabello por más mínimo que sea.
Quitó la hombrera y guardó sus cosas, como acto final llenó sus manos en gel para peinar y la esparció por todo el cabello del chico, tomó su peine y le dio forma al estilo, colocando cada cabello en su lugar, dejando una linea filosa que le daba ese estilo ultra formal.
Alain por fin se levantó de la silla, luego de que retirara la capa y aplicara el talco por su cuello y sin hacer ningún comentario fue al mostrador para pagar lo que para él fue una tortura.
— 10 dólares —. Dijo el barbero sonriente.
Alain sacó su billetera y pagó, tomó su gorra la puso sobre su cabeza y volvió a casa caminando, mirándose en todos los reflejos por los que pasaba, frustrado por haber perdido su melena de surfista.
Cuando llegó a su casa, ya eran las 7:00p.m. Notó que sus padres no estaban y le habían dejado una nota con la cena avisando que llegarían tarde.
Alain tomó la comida, la calentó y comió frente al televisor apagado, únicamente viendo el reflejo de su cabello ahora cortado, frotando de vez en cuando su nuca afeitada.

Alain durante toda la noche únicamente pensó en las burlas que recibiría y todo lo que tardaría en que su cabello vuelva a crecer.
Al día siguiente se levantó como de normal a las 9:00a.m., se vistió con el uniforme, se dirigió al baño para cepillarse los dientes y volvió a shockearse por su nuevo look, le salió una lágrima de frustración y mientras su madre tocaba la puerta del baño, Alain tomó algo de producto para el cabello e intentó peinarse de la manera más presentable.
Por fin salió y su madre sorprendida por su radical cambio lo elogió y entró rápidamente al baño.
Alain tomó su gorra y se dirigió a su trabajo, su jefe estaba esperándolo fuera de la tienda. Eran las 9:40a.m. había tardado mucho menos en arreglar su cabello.
— ¡Alain! Que bueno verte, esta vez a tiempo —. Dijo su jefe estrechando la mano del chico.
Su jefe se quedó alegre cuando vio que Alain se quitó la gorra y se había cortado el cabello tal y como le ordenó. El chico emo de la melena desgreñada se había ido y ahora había un joven con un corte formal y presentable.
— Me gusta bastante, quizá y convierta el estilo en un requisito del uniforme —. Dijo el jefe mientras veía llegar al compañero de Alain quien llevaba una cola de caballo bastante larga.
— Quizá sea una buena idea —. Dijo Alain con un gesto de satisfacción y curiosidad mientras le clavaba la mirada a su compañero.
Durante el resto del turno, sus amigos se burlaban de su nuevo estilo y su cambio tan radical, su apariencia ahora es muy convencional.
Alain tuvo que empezar a visitar la barberia una vez al mes, sus padres le ordenaron no volver a su estilo anterior y mantener el cabello así de corto.

2 responses to “Por orden del jefe”

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